Costa Rica: Entrevista a Jorge Porras Zamora

1) Licenciado Porras, parece que el fideicomiso ha dejado de ser un esquema de administración para convertirse en un instrumento financiero, capaz incluso de generar economía. ¿Qué importancia tiene en los sistemas financieros latinoamericanos? ¿Nos puede explicar esa transición?
Desde su incorporación en la legislación latinoamericana a partir de los años 20 del siglo pasado, el fideicomiso ha tenido una evolución sorprendente en los sistemas financieros latinoamericanos. Si bien la figura se nutrió del Trust Anglosajón, una vez incorporada a nuestros sistemas legales adquirió identidad propia como instituto y hoy podemos afirmar que tenemos algo que es genuinamente latinoamericano, que trascendió las fronteras individuales para convertirse en una opción global y una realidad que trasciende con gran amplitud el contexto de los países. Basta señalar que más de 500 millones de personas en 18 jurisdicciones latinoamericanas tienen en estos momentos acceso a este instrumento que ha sido capaz de generar legislación particular, doctrina, jurisprudencia, pero sobre todo de ofrecer productos dirigidos individualmente a personas de negocios, a gobernantes, generando una gama de opciones que permiten utilizarlo para solucionar variadas y complejas situaciones, hasta convertirse en una herramienta de ingeniería
financiera.
Este desarrollo vertiginoso fue posible gracias a la iniciativa y la habilidad de personas que descubrieron en esta figura al instrumento para hacer negocios, de suerte que si nació para solventar situaciones personales, crece e incursiona en el ámbito de negocios como consecuencia de sus características, entre otras, por ser una figura sumamente flexible y adaptable a distintas circunstancias. Sin duda este aspecto es el que hace posible a la gente de negocios contar con un aliado estratégico para generar sus propias actividades. En paralelo hemos visto cómo en los países latinoamericanos fue surgiendo el fiduciario profesional, aquel que posee la habilidad y el conocimiento para administrar este instrumento y ponerlo al servicio de las personas y los negocios, convirtiéndose en un gestor profesional para transacciones de terceros.
Lo anterior, ha dado como resultado que en estos momentos más de 500 mil millones de dólares están siendo administrados por las diferentes entidades fiduciarias en Latinoamérica como patrimonios autónomos para el cumplimiento de las más variadas finalidades.

2) ¿A qué atribuye esa importancia creciente?
El término fideicomiso procede de fe o confianza, por tanto, la figura se ha podido desarrollar por el papel jugado por los administradores fiduciarios en su promoción y en el desarrollo de distintos productos conexos. Hay que decir que el fiduciario es un gestor confiable de bienes de terceros; que carga con una enorme responsabilidad debido al riesgo que corren los clientes al confiar sus patrimonios. Por dicha situación es visto por la comunidad financiera de manera especial y se le exigen parámetros de actuación sumamente cuidadosos, en tanto que al ser gestor de terceros pone su experiencia al servicio de variados fines haciendo que los negocios se desarrollen y crezcan en nuestros países.
Lo anterior ha llevado a que actualmente tanto personas en lo individual, como empresarios privados y hasta entidades públicas cuenten con productos diseñados según sus necesidades, que son administrados de manera más profesional y con la debida transparencia.

3) ¿Qué países marchan a la vanguardia con este instrumento?
Si bien encontramos presente la figura en todos los países latinoamericanos  con algunas pocas excepciones, sin duda hay algunos que alcanzan un alto desarrollo. En este caso se ubica México, país que ha logrado incorporar la figura del fideicomiso en el desarrollo de múltiples proyectos públicos a nivel federal, estatal y municipal, a través de diversos administradores como bancos, casas de bolsa, almacenes de depósito, aseguradoras, afianzadoras y sociedades financieras. Al momento, por medio del fideicomiso se administran en ese país más de 400 mil millones de pesos.
Otro país que ha alcanzado un gran desarrollo es Colombia, donde la legislación prevé la existencia de entidades administradoras fiduciarias de objeto específico. En esta nación tanto la fiducia pública como la privada han alcanzado un gran desarrollo. Las fiduciarias colombianas administran más de 75 mil millones de dólares en activos, siendo los pasivos de pensiones uno de los más importantes productos junto con los vinculados al desarrollo de obra pública. Por otra parte, tenemos países como Argentina con un desarrollo muy importante en los llamados Fideicomisos Financieros (Titularizaciones) utilizados para el financiamiento de variados proyectos públicos y privados. 

Perú es otro país que ha logrado incorporar la figura en los sectores mineros y en el desarrollo de infraestructura. Asimismo, en los países centroamericanos el uso y aplicación de la figura en la administración de fondos provenientes de ayudas de organismos financieros internacionales tanto multilaterales como bilaterales para fines específicos- ha encontrado un gran desarrollo. También una cantidad importante de apoyos acordados por agencias de cooperación bilateral y gobiernos -específicos, para fines de protección y conservación del medio ambiente; combate a la pobreza; apoyo a las micro y pequeñas empresas han visto en el fideicomiso el instrumento idóneo para administrar esos recursos y ayudas.

4) Entiendo que América Latina está a la vanguardia en este tema, aventajando a Estados Unidos y Europa; ¿cuál es la explicación?
Tal y como se ha indicado, el fideicomiso encontró en América Latina un campo fértil para desarrollarse debido a las requerimientos que tienen nuestros países y a la flexibilidad del instrumento que permite adecuarlo a la solución de diversas necesidades. Por otra parte, los estados, de a poco, fueron entendiendo que el desarrollo social y las necesidades de infraestructura pública se pueden solventar con el uso de este instrumento. De la misma forma observaron como la implementación de esquemas en el que participan empresas privadas y públicas vinculadas a través de un fideicomiso pueden lograr de manera eficaz y transparente la administración de recursos provenientes de fuentes externas. Otro factor que explica este desarrollo es la implementación de legislaciones que estimulan el uso de la figura facilitando su utilización mediante incentivos a los usuarios y dando mayor seguridad jurídica para su aplicación.

5) ¿Nos puede dar algunos ejemplos de lo que se está haciendo en la región con el fideicomiso? ¿Cuál es el grado de sofisticación que ha adquirido este instrumento?
El fideicomiso en la región es muy amplio en la administración de recursos dirigidos a sectores sociales, de infraestructura, vivienda, garantía de operaciones crediticias e inversión personal. De todos ellos sin duda los fideicomisos para el financiamiento de proyectos es un instrumento de gran sofisticación. Los denominados fideicomisos financieros o de titularización, permiten que una entidad pública o privada pueda hacerle transferencias creando patrimonio autónomo de bienes o derechos de baja rotación sobre el flujo de ingresos que generen los mismos; que se puedan emitir títulos y valores para colocar en el mercado bursátil, captando recursos frescos utilizables en proyectos específicos de variados sectores. Este mecanismo permite que se pueda lograr mayor transparencia en la administración de los recursos, reduciendo los riesgos de inversión y los costos en el financiamiento de los proyectos. Existen experiencias exitosas en la región y en el caso concreto de mi país se han logrado financiar proyectos de generación eléctrica con este mecanismo por montos superiores a los 500 millones de dólares, lo cual ha permitido contribuir con este sector importante para la economía de la nación, al tiempo que aprovechar el ahorro interno y profundizar el mercado de valores con la emisión de papeles que son colocados por las operadoras de pensiones e inversionistas institucionales.
El esquema ha sido exitoso en países como Chile, quizá el mayor de todos ya que hizo de la titularización una política de Estado. Perú es otro caso exitoso, y sin duda lo es Bolivia en el sector de la minería con inversiones por más de 300 millones de dólares como también en otros sectores.

6) ¿Qué perspectivas se vislumbran para el fideicomiso en la región y en el mundo; cuáles serían las tendencias futuras?
En los próximos años veremos mayor utilización de la figura para el financiamiento de proyectos precisamente por versatilidad y flexibilidad y su utilización como un instrumento de apoyo a las gestiones de los gobiernos, lo cual hará que los activos crezcan de manera sostenida. Por otra parte, vamos a observar el desarrollo de novedosos esquemas que se adapten a necesidades personales y empresariales. De igual manera espero que los países sigan impulsando legislaciones y normativas que ayuden cada vez más a darle mayor seguridad jurídica y control sobre las entidades fiduciarias administradoras de estos patrimonios.
Será importante también la formación de cuadros técnicos y profesionales en el uso de este instrumento ya que como hemos indicado es una figura que conlleva, al igual que cualquier otro negocio financiero, riesgos importantes que deben ser adecuadamente analizados y administrados, a fin de evitar que se cometan abusos de la figura al emplearla para fines ilícitos o simplemente para aquello no tiene vocación. La formación de profesionales será una gran meta a alcanzar para que se haga un uso de lo más profesional y confiable posible.

 

7) Licenciado Porras, ¿qué reflexión final deja a nuestros lectores, entendiendo que entre ellos no sólo hay fiduciarios sino también personas interesadas en los fideicomisos?
El fideicomiso es una herramienta útil, flexible y versátil, que diseñada y administrada adecuadamente permite conjugar con transparencia y eficacia en un solo instrumento beneficios para diversos intereses tanto personales, como institucionales y empresariales. Al ser esta afirmación una realidad, la misma compromete tanto a quienes trabajamos como administradores puesto en el que tenemos la enorme responsabilidad de emplear nuestros esfuerzos y conocimientos para ejercer adecuadamente la función de gestores y administradores de bienes ajenos, como también, a quienes demandan la herramienta porque tienen que confiar en su fiduciario, lo cual lleva implícito una correcta selección y un trabajo mancomunado, en busca de los fines que se plantean en el encargo, logrando la mayor satisfacción posible entre las partes y la adecuada aplicación de las mejores prácticas de negocios.

 

Jorge Porras Zamora

Costarricense graduado en Ciencias Políticas de la Universidad de su país y se ha desempeñado como ejecutivo fiduciario del Banco Cooperativo Costarricense, gerente de Fideicomisos del Banco Internacional de Costa Rica y gerente de Consultoría Fiduciaria de la firma PricewaterhouseCoopers de Costa Rica.
Asimismo, fungió como presidente del Comité de Fiduciarios de la Asociación Bancaria Costarricense; representante de Costa Rica ante el Comité Latinoamericano de Fideicomiso (COLAFI) de la Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN) y miembro del Comité Académico del “Programa de Formación Fiduciaria Internacional”.

La Oportunidad Inmobiliaria en Fideicomisos

Redacción

En el país el mercado fiduciario representa 16 billones de pesos de los cuales entre 75 y 80% son activos inmobiliarios, lo que refleja el auge que el sector de los inmuebles tiene en este tipo de instrumentos jurídicos. Pese a este escenario positivo, todavía existen áreas de oportunidad para mejorar en estos mecanismos.

 

Durante su participación en el 7° Encuentro Fiduciario, Ernesto Fragoso, director Fiduciario de Banco Inmobiliario Mexicano, explicó que los inmuebles que son administrados por los fideicomisos en el país pueden ser desde el gran desarrollo que se edifica en las grandes ciudades hasta la casa de descanso que una persona de otro país pretende adquirir en algún lugar paradisiaco de México.

 

“Ese gran total de los 16 billones en su inmensa mayoría, 75 y 80% está compuesto por inmuebles. Desde el extranjero que viene a comprar a Cancún una casa hasta el gran desarrollo que está en Reforma, San Pedro, Mérida”, expuso Fragoso durante su participación en el encuentro que reunió a personajes interesados en el mundo fiduciario de México. 

 

Fragoso resaltó que el fideicomiso inmobiliario no es perfecto, pero sí una excelente herramienta para asociarse y para quien busca proteger los intereses de múltiples partes.

 

El experto enumeró las ventajas de un fideicomiso inmobiliario como, por ejemplo, los bienes depositados en el instrumento tienen autonomía, la confidencialidad de las partes, representa un vehículo multi-intereses, es un mecanismo con un propósito específico y cuenta con un blindaje ante cualquier eventualidad. 

 

Asimismo, el directivo de Banco Inmobiliario Mexicano describió las variantes que pudieran surgir en la vida de un fideicomiso de estas características, donde los desarrolladores han estado apostando en los últimos años. De acuerdo con Fragoso, estos son los escenarios a los que apuestan los desarrolladores en el país y que se tienen que tomar en cuenta en la estructura de un fideicomiso inmobiliario:

 

 – Edificar en terreno propio, que significa que el desarrollador tiene liquidez para comprar inmuebles y se pone a desarrollar el inmueble generando así oportunidades para edificar en otros terrenos. 

 

 – Construir en terreno ajeno: Donde una persona dueña de un terreno lo presta para la edificación de un inmueble a cambio de un beneficio. “Aquí hay muchos riesgos, porque dicha propiedad pudiera tener problemas legales y pudiera ser embargada”. 

 

 – El dueño del terreno busca papel accionario: En este escenario, el dueño del espacio no busca una ganancia directa, pero pedirá tener una participación accionaria en la empresa desarrolladora que edifica el inmueble. 

 

 – Contar con un proyecto específico: Aquí la empresa sólo para la edificación de un inmueble, lo que conllevaría cargas fiscales adicionales. 

 

Semblanza Ernesto Fragoso Montaño, Director Fiduciario de Banco Inmobiliario Mexicano y Conferencista del 7° Encuentro Fiduciario

 

Abogado egresado de la Universidad de Sonora, tiene un MBA en el Tec de Monterrey, y ha hecho algunos estudios de derecho en la “University of Arizona”, cuenta con más de 17 años en el sector Financiero, ha cubierto prácticamente todo tipo de posiciones en Instituciones Fiduciarias en el Back, Middle y Front Office, por lo que tiene una visión de 360° del negocio fiduciario, es Director Fundador de Banco Inmobiliario Mexicano y cabeza del área Fiduciaria del Banco, previamente se desempeñó como Director de Administración Patrimonial Fiduciaria en Scotiabank, y antes estuvo en la Subdirección Territorial de Promoción Fiduciaria en BANORTE, previo a ello fungió como Gerente Fiduciario en HSBC, habiendo iniciado como Ejecutivo Fiduciario en BITAL(hoy HSBC), además ha participado como asesor y estructurador de Fideicomisos y Financiamientos Estructurados, así mismo ha sido invitado como expositor en diferentes foros en México y en algunos países de América Latina, principalmente en temas de Fideicomisos, Riesgos, regulación FATCA, entre otros.

República Dominicana; Riesgos en los Fideicomisos

Por: José Adolfo Herrera, MBA

En la República dominicana La Ley 189-11 marcó la pauta para el desarrollo del Mercado Hipotecario y la vivienda, con la creación de la plataforma legal de los Negocios Fiduciarios o Fideicomisos. El Fideicomiso, es el acto legal mediante el cual un Fideicomitente transfiere bienes en sentido general a un Fiduciario para constituir un patrimonio Fideicomitido que será administrado por el Fiduciario a favor de un Beneficiario que se le llama también Fideicomisario. 

 

Es una nueva figura en nuestro país que se pone a tono con muchos países en toda América Latina que la utilizan desde hace ya mucho tiempo y esto nos pone acorde con los nuevos tiempos. Todo el sistema de fideicomisos descansa sobre una palabra: La Confianza. Varias cosas debemos destacar de esta nueva figura jurídica: Primero, la posibilidad de accesar a los Fondos de Pensiones, brindando la mayor seguridad al uso de estos fondos; Segundo, el uso del Fideicomiso permitirá de forma efectiva paliar el déficit habitacional del país con la construcción a gran escala de viviendas de relativamente bajo costo. Como hablamos de Confianza, los Fideicomisos transmitirán las mismas en la medida en que los Fiduciarios cumplan cabalmente sus funciones. La globalización de los servicios financieros, junto con el desarrollo creciente exponencialmente de la tecnología han propiciado que las actividades financieras, incluyendo los fideicomisos y en consecuencia, sus perfiles de riesgo, sean cada día más complejos.

 

El riesgo se encuentra presente en todas las actividades del ser humano, se encuentra en las decisiones que tomamos todos los días, por más sencillas que las mismas parezcan, siempre hay un riesgo que se debe cuidar, controlar o tener plena conciencia del mismo. El concepto de riesgo es de vital importancia para todas las decisiones, no solo financieras y económicas, sino también en la vida en sentido general. Podemos en consecuencia definir al Riesgo, como el grado de incertidumbre de que algo no suceda, esto es, la no certeza del resultado final, hablamos pues de la probabilidad de un evento adverso y sus posibles consecuencias. 

 

El riesgo financiero se refiere a la probabilidad de que ocurra un evento con consecuencias económicas negativas para una organización. El concepto debe entenderse en sentido amplio, incluyendo la posibilidad de que los resultados financieros sean mayores o menores de los esperados. De hecho, cabe la posibilidad de que los inversionistas realicen apuestas financieras en contra del mercado, movimientos de éstos en una u otra dirección pueden generar tanto ganancias o pérdidas en función de la estrategia de inversión. De ahí la máxima que reza:

“a mayor riesgo, mayor rendimiento, y viceversa”

 

Podemos afirmar que el riesgo NO es malo o catastrófico, sino que de hecho sabiéndolo gestionar podría ser una gran OPORTUNIDAD. . Actualmente contamos con los riesgos crediticios, riesgos de tasa de interés y de mercado, riesgos cambiarios, pero de forma adicional tenemos el riesgo operacional, el cual se ha convertido en un elemento preocupante cuyas tendencias de pérdidas nos inducen a tomarlo cada vez más en cuenta por su incremento sostenido en el tiempo. Es por ello que una sólida gestión del riesgo es cada vez adquiere más importancia para todos los involucrados en los negocios fiduciarios, que debemos recordar que a través de los Fideicomisos se administran recursos de terceros. Cada vez es más necesario que tomemos conciencia sobre el alcance y el impacto que se tendrá sobre los riesgos que son parte inherentes del negocio.

Los riesgos operativos pueden proceder de varias fuentes a saber: • Procesos Internos 

• Pernal Humano 

• Tecnología de la Información

 • Procesos Externos Los eventos que generan estos riesgos operativos son numerosos entre los que destacamos:

 • Fraudes Internos 

• Fraudes Externos 

• Relaciones Laborales 

• Seguridad laborales 

• Daños y/o Pérdidas de Activos 

• Pérdida de confianza, dañando el negocio y todo el sistema 

• Mala gestión de los procesos Los riesgos operacionales más preocupantes son: 

 

1. El riesgo transaccional (pérdida potencial derivada de errores en el procesamiento de las transacciones) 

2. El riesgo de fraude (riesgo de pérdida derivado de engaños intencionales tanto de clientes como de empleados) 

3. El riesgo legal y de cumplimiento (cuando una contraparte no tiene la autoridad legal o regulatoria para realizar una transacción -documentación inadecuada o incorrecta-). 

 

Por todo lo anterior, cada día es más importante en esta creciente industria, que pongamos mucha atención a la Gestión de los Fideicomisos, tomando siempre en cuenta los riesgos que la misma implica. Riesgo de Gestión de Fideicomisos: La posibilidad de que el fiduciario incurra en contingencias o pérdidas ocasionadas por su culpa o negligencia en el manejo y atención de los bienes recibidos en fideicomiso.

Es necesario entonces, y más que innecesario imprescindible que se establezca un marco de gestión de riesgos que contribuya a mitigar los posibles daños de cualquier naturaleza que por una mala gestión recaigan sobre la buena imagen de la entidad fiduciaria.
Sí tomamos en cuenta la experiencia que han tenido otros países de nuestra América Latina, debemos destacar entonces que la gestión de riesgo deberá tener los siguientes Objetivos Generales:

 

1. Desarrollar una correcta identificación, valoración, control y seguimiento de los riesgos inherentes a la actividad que desarrolla la Fiduciaria en el mercado particular en que se encuentra.
2. Administrar de forma efectiva y eficaz los riesgos en beneficio de los clientes y de la propia organización.


Desde el mismo momento en que se constituye el fideicomiso; el fiduciario debe identificar los riesgos asociados al mismo. Igualmente debe determinar quiénes podrían ser responsables de tomar las acciones correspondientes para su mitigación y quiénes serían los responsables de asumir sus efectos patrimoniales en el evento de que alguno(s) de dichos riesgos se llegaren a materializar.


Esta información debe ser compartida por las partes involucradas en el contrato, quienes deberán estar de acuerdo con su análisis y deberán comprometerse, haciéndolo constar con su firma, a tomar las acciones que le corresponden y aceptar sus responsabilidades.


Siempre se debe de tomar en cuenta que La fiduciaria, sólo asume riesgos por el incumplimiento de las instrucciones que le fueron conferidas en el contrato, ya que sus actuaciones se realizan por cuenta y riesgo del fideicomiso

JOSE ADOLFO HERRERA; 

 

 Santo Domingo, D.N., República Dominicana José Adolfo es Ingeniero Civil con especialidad en Administración de la Construcción y en negocios (MBA). Igualmente está finalizando su Phd en Negocios.

 

Es socio fundador de la Constructora Herrera Khoury (COHECA) y de la empresa inmobiliaria PORTACASAS, así como de la Desarrolladora Los Cocuyos, S.R.L. Fue Secretario General del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA) en la región Nordeste del país, fue Presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Provincia Duarte y de la Asociación Interamericana de Hombres y Mujeres de Empresa (capítulo nordeste). Es Coordinador de Provincias del Consejo Regional de Desarrollo de la República Dominicana Se desempeño como catedrático en la Universidad Católica Nordestana, siendo durante 6 años Decano de la Facultad de Ingeniería y Vicerrector Académico adjunto. 

 

Actualmente se desempeña como 1er Vicepresidente de la Fundación Católica Nordestana, órgano rector de la universidad. Es catedrático de la Universidad Católica del Cibao (UCATECI) y de la Universidad Católica Nordestana (UCNE) José Adolfo Herrera ha sido rotario desde 1986 en el Club Rotario San Francisco de Macorís y posteriormente en el Club Rotario Santo Domingo Bella Vista al mudarse de localidad. Ha ejercido en su club todas las posiciones y ha ocupado diversos cargos en Rotary International. Escribe artículos de interés general en periódicos y revistas dominicanos y de América Latina. 

 

Ha escrito varios libros entre los que se destacan: “Administración de la Empresa Constructora”, “Evaluación de Proyectos de Construcción” y “Planeación Estratégica”.

Especial COLAFI 2013

Usos del fideicomiso en Costa Rica para la administración de recursos públicos.

Mario Gómez Pacheco
Representante de Costa Rica en el Comité de Fiduciarios de la Federación Latinoamericana de Bancos, FELABAN.

La figura del fideicomiso en Costa Rica data desde el Código de Comercio de 1964, actualmente vigente, sin embargo, su desarrollo inició a partir de la década de los años setenta, cuando los bancos estatales propulsaron una reforma legal (ley número 4861 del 19 de octubre de 1971), permitiendo a dichas entidades celebrar contratos de fideicomiso, creándose departamentos especializados en esta materia. No obstante, los fideicomisos para administrar recursos públicos con impacto social tienen una historia más reciente.

 

En el año 2001, se introdujo en nuestro ordenamiento jurídico la ley de la Administración Financiera de la República y Presupuestos Públicos, que facultó a ciertas instituciones públicas a constituir contratos de fideicomisos para administrar fondos públicos y desarrollar obra pública, citando entre estas: bancos públicos, universidades estatales, municipalidades y la Caja Costarricense del Seguro Social, exigiendo únicamente para su validez, la refrenda de la Contraloría General de la República, órgano que revisa el cumplimiento de los aspectos legales del proyecto.

 

Precisamente, esta última entidad a través de sus dictámenes vinculantes en la mayoría de los casos, realizó una serie de interpretaciones que sirvieron para impulsar el desarrollo de esta figura contractual. Específicamente, en relación con el aparente dilema sobre la imposibilidad de fideicometir bienes públicos sin una ley especial de desafectación, dicho ente realizó una distinción entre bienes demaniales (que le pertenecen al gobierno central o que el Estado los concede específicamente a una determinada institución descentralizada) y los bienes patrimoniales, que son los bienes adquiridos por un ente descentralizado. Estos últimos sí pueden ser fideicomitidos así como los derechos de uso que éstos generen.

 

Por otra parte, en cuanto a la aplicación o no de la Ley de Contratación Administrativa para la contratación del fiduciario y proveedores del fideicomiso, la Contraloría General de la República señaló que no son aplicables los procedimientos estipulados en dicha ley, sin embargó, sí lo son los principios que informan dicha norma (publicidad, transparencia, entre otros), con lo cual, se evitó largos procedimientos de impugnaciones de los posibles oferentes y que hubiesen atrasado significativamente el inicio de las obras. 

Finalmente, la Contraloría General de la República ha señalado que el Fiduciario es responsable de vigilar el avance del proyecto como “buen padre de familia” y es igualmente responsable de las acciones que ejecuten los comités especiales y las unidades ejecutoras que se designen, aun cuando el artículo 116 de la Ley Orgánica del Sistema Bancario Nacional los exonere de dicha obligación. Esta interpretación aunado a la circunstancia de que únicamente los bancos del sistema bancario nacional y supervisados por la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF) pueden fungir como fiduciarios, ha permitido una mayor protección y mejor control de los fondos públicos fideicomitidos.

 

Ahora bien, en Costa Rica se han utilizado fundamentalmente tres formas de fideicomiso con estos propósitos: titularización y construcción de obra pública, administración de recursos provenientes del presupuesto nacional y administración de activos o liquidación de activos públicos.

 

En relación con los fideicomisos de titularización, en el año 2002, Costa Rica colocó exitosamente en la Bolsa de Nueva York, la primera titularización de hipotecas por un valor aproximado de USD$49.670,000.00 (cuarenta y nueve millones seiscientos setenta mil dólares americanos), calificada “triple A” desde su inicio hasta su finalización por las agencias Moody’sInvestorsService («Moody’s»), Standard &Poor’s Ratings Services («S&P»), y Fitch Ratings («Fitch»)”. Entre los efectos más importantes para el país, es que durante los tres años que duró el proceso de colocación internacional, se habilitó a Costa Rica como sujeto de crédito para las líneas de crédito y/o fondeo internacional de recursos para vivienda, con el subsiguiente efecto positivo para la banca nacional que actualmente destina gran parte de sus carteras de crédito al sector hipotecario.

 

De igual modo, el Instituto Costarricense de Electricidad ha colocado exitosamente bonos por la suma de
USD$506, 000,000.00 (quinientos seis millones de dólares americanos), creando tres represas hidroeléctricas de
gran importancia nacional con proyectos que datan de los años 1997, 2003 y 2007, sin embargo, durante los dos
primeros proyectos no se contó con un marco legal para este tipo de estructuraciones.

 

El 09 de mayo del 2006 entró en vigencia el Reglamento de Oferta Pública de Valores (ROPV) el cual reguló este tipo de fideicomisos, y a partir de él, varias instituciones públicas iniciaron los estudios de pre factibilidad, no obstante, en el mes de septiembre del año 2009, la Superintendencia General de Valores (SUGEVAL) interpretó que el artículo 60 del ROPV no permite titularizar flujos futuros sin contar con activos suficientes de garantía, lo cual frenó todos los proyectos existentes hasta ese momento. En el año 2010, el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (CONASSIF) modificó el ROPV y estableció entre otras cosas, que el fideicomiso será un emisor de bonos y los títulos que emita el fideicomiso serán de oferta pública restringida, es decir, sólo para inversionistas institucionales y de alto perfil (superiores a un millón de dólares americanos). 

 

De igual modo, no se permite titularizar bienes muebles o inmuebles, sólo los ingresos que éstos generen, con lo cual, previo a la titularización, se requiere la existencia de los bienes, lo cual mantiene igualmente frenados a los proyectos. Según datos publicados por el periódico El Financiero, existen en espera al menos una docena de fideicomisos de titularización de obra pública con un valor aproximado a los USD$2, 000,000.00 (dos mil millones de dólares americanos).

Referente a los fideicomisos para la administración de recursos provenientes del presupuesto nacional, éstos se han empleado para atender situaciones de emergencia y/o calamidades nacionales, como por ejemplo, el fideicomiso cafetalero, cuyo propósito consiste en atender a los cultivos afectados con la plaga de la roya, y fideicomisos agropecuarios creados mediante ley, con el objetivo de comprar y readecuar las deudas por pérdida de cultivos ubicados en zonas seriamente afectadas por fenómenos naturales o problemas, tanto de precios como de mercado.

 

 

En cuanto a los fideicomisos para la administración de activos públicos, se puede citar el fideicomiso para la administración del estadio nacional, y en cuanto a la liquidación de activos, se destaca el fideicomiso suscrito por el Banco Central y el Banco Popular, para cancelar los activos del extinto Banco Anglo Costarricense. Como se puede observar, el fideicomiso ha sido utilizado exitosamente con múltiples propósitos en Costa Rica. La circunstancia de que los fondos públicos sean administrados por una entidad bancaria sujeta a supervisión aunado al hecho de que anualmente los presupuestos del fideicomiso son avalados por la Contraloría General de la República, han generado gran confianza y transparencia nacional hacia este instrumento jurídico.

 

Como prueba de lo anterior, con corte al mes de junio del 2013, la banca tanto pública como privada administraba carteras de fideicomisos que ascienden a la suma de USD$11,033.500.00 (once mil treinta y tres millones quinientos mil dólares americanos). Finalmente, debemos citar que actualmente se tramita en la Asamblea Legislativa el proyecto de ley número 18014 denominado “Ley de Autorización para la Titularización de Flujos de Caja de Obra Pública para disminuir la necesidad de Endeudamiento Público y Promover la Inversión Pública” (marzo, 2011), entre cuyas principales características se encuentran que autoriza a todas las instituciones descentralizadas y empresas públicas a constituir fideicomisos y permite la cesión de flujos presentes o futuros, lo cual sin ninguna duda reactivará todos los proyectos existentes y generará un mayor dinamismo en cuanto al rezago en obra pública que enfrenta nuestro país.

Biografía Lic. Mario Gómez 

Pacheco Socio Fundador. (1993- Presente) Bufete Gómez & Galindo Abogados, San José, Costa Rica; firma especializada en Derecho Bancario y Financiero. Asesor legal. (1990 – Presente) Asociación Bancaria Costarricense Director Ejecutivo (1991-1996) Asociación Bancaria Costarricense. Abogado litigante en casos de fraude financiero, coordinado con instituciones internacionales tales como el FBI y DEA Representante ante la comisión especial contra el narcotráfico, contribuyendo a la reforma de la Ley sobre estupefacientes, sustancias psitrópicas, drogas de uso no autorizado y actividades conexas (2001).

 

Consultor para la AID y el FMO en los programas de servicio financiero y en los procesos de titularización Asesor legal (1997) Comisión Nacional de Lavado de Dinero Asesor legal (1996) Comisión Interbancaria para la Prevención del Lavado de Dinero Asesor legislativo (1994) Comisión Especial de Reformas Financieras, reforma a la Ley Orgánica del Banco Central Representante legal (1992-2001).

 

Asociación Bancaria Costarricense, en temas de quiebras bancarias y liquidación Director Ejecutivo para la Federación Centroamericana de Bancos Profesor en la Universidad Autónoma de México, campus Costa Rica Abogado estructurador del programa «FirstCostaricanHousing«, primera titularización de hipotecas realizada en Costa Rica y colocada en el exterior Representante de Costa Rica en el Comité de Fiduciarios de la Federación Latinoamericana de Bancos, FELABAN Asesor (2009) Junta Directiva del Banco de Costa Rica Miembro de la Junta Directiva de la Refinadora Costarricense de Petróleo, RECOPE. (2010-2013).