Trust 3.0 del secreto al propósito en la arquitectura patrimonial global

Camilo Bernheim

Durante años, los fideicomisos transnacionales fueron el símbolo del blindaje patrimonial. Se construían sobre tres pilares: discreción, flexibilidad y jurisdicciones que ofrecían refugio frente a la volatilidad política y fiscal de América Latina. Pero el tablero cambió. 

 
Hoy, el secreto dejó de ser un activo y se volvió un riesgo. La planificación patrimonial internacional ya no gira en torno a lo que puede ocultarse, sino a lo que puede defenderse: jurídicamente, fiscalmente y reputacionalmente. El fideicomiso moderno está mutando —de herramienta de ocultamiento a instrumento de legitimidad estructurada— y quien no entienda esta transición quedará atrapado entre el pasado offshore y el futuro del cumplimiento global. 

 

La fiducia en el ojo del huracán 

 

El fideicomiso siempre fue un acto de confianza. Pero en la era del GAFI, la OCDE y el CRS (Common Reporting Standard), esa confianza se ha invertido: ahora el fiduciario debe demostrarle al sistema que es confiable. El punto de inflexión llegó con los regímenes de intercambio automático de información y la presión internacional por identificar al beneficiario final o UBO (Ultimate Beneficial Owner). Lo que antes era un “acuerdo privado” entre partes, hoy es un objeto de supervisión multilateral. En ese contexto, el fideicomiso patrimonial se encuentra en una contradicción casi filosófica: nació para proteger la privacidad del individuo frente al poder, y ahora debe abrirse para sobrevivir dentro del sistema de ese mismo poder. No se trata de traicionar su esencia, sino de redefinirla en clave contemporánea: el fiduciario como guardián de la transparencia útil, no de la opacidad ciega. 

 

De los paraísos fiscales a los ecosistemas regulados 

 

Los centros offshore clásicos —Islas Vírgenes Británicas, Panamá, Bahamas, Jersey— están perdiendo atractivo frente a nuevas jurisdicciones que ofrecen seguridad jurídica con legitimidad fiscal. 

 

Uruguay, España, Portugal, Malta o incluso Costa Rica están emergiendo como jurisdicciones puente: suficientemente flexibles para la gestión fiduciaria internacional, pero alineadas con los estándares de transparencia global. 

 

Lo que buscan hoy los clientes de alto patrimonio no es esconder, sino estructurar sin exponerse innecesariamente.  Y el reto para los fiduciarios latinoamericanos es doble: 

 

  • Deslocalizar la arquitectura legal, pero mantener el control operativo. 
  • Cumplir con el estándar internacional, sin perder eficiencia ni confidencialidad funcional. 

 

En este nuevo equilibrio, el fideicomiso ya no es un refugio fiscal, sino un vehículo de gobernanza patrimonial que permite planificar a largo plazo en entornos jurídicos creíbles. 

 

Compliance by Design: el fideicomiso como sistema vivo 

 

El verdadero salto disruptivo no vendrá de la legislación, sino del diseño. 
La nueva generación de estructuras fiduciarias adopta un principio heredado del mundo del software y la ciberseguridad: compliance by design. El cumplimiento ya no se agrega después; se construye desde el inicio, incrustado en el modelo fiduciario mismo.  

 

En la práctica —por mencionar solo algunos de los muchos ejemplos que ya comienzan a materializarse— esta evolución fiduciaria está tomando forma. El cambio real no ocurre en los códigos ni en los manuales, sino en el diseño mismo de la confianza. 

 

Los sistemas de legaltech fiduciario están transformando la gestión cotidiana: integran en una sola plataforma la debida diligencia, el monitoreo de beneficiarios finales y la generación automática de reportes CRS. Lo que antes requería semanas de revisión documental hoy se resuelve con trazabilidad en tiempo real. 

 

Los smart contracts privados llevan el modelo un paso más allá. Son cláusulas programadas que ejecutan, de forma autónoma, condiciones previamente pactadas —como una transferencia, la liberación de fondos o la sustitución de beneficiarios— sin intervención humana. Su lógica es simple y poderosa: menos riesgo operativo, más precisión jurídica. 

 

En paralelo, varias fiduciarias comienzan a experimentar con blockchains de acceso restringido, donde cada movimiento o cambio de control queda registrado en una cadena encriptada, verificable pero no pública. Es una transparencia controlada: suficiente para demostrar legitimidad, pero sin sacrificar confidencialidad. 

 

Y finalmente emergen los llamados fideicomisos adaptativos, verdaderos instrumentos vivos que actualizan sus cláusulas conforme evolucionan las normas fiscales o los estándares de transparencia internacional. No son estructuras rígidas, sino ecosistemas jurídicos capaces de evolucionar con su entorno. 

 

Esta fusión de tecnología, gobernanza y derecho transforma al fiduciario en algo más que un custodio: lo convierte en un arquitecto patrimonial inteligente, capaz de anticipar riesgos antes de que existan. 

El ocaso del secreto, el nacimiento del propósito 

 

La narrativa pública cambió. Donde antes se aplaudía el secreto como sinónimo de prudencia, hoy se exige propósito. Los grandes grupos económicos están comprendiendo que la legitimidad de su estructura patrimonial depende de poder explicar su razón de ser.  

 

Un fideicomiso que no pueda responder a la pregunta “¿para qué existe?” es un riesgo, no un activo. La transparencia dejó de ser una amenaza; se volvió un elemento de diseño. Los fideicomisos familiares, empresariales y filantrópicos que prosperarán son aquellos cuya lógica jurídica y finalidad económica son defendibles, auditables y sostenibles. 

 

Algunos casos que marcan la tendencia 

 

El mapa fiduciario global se está reconfigurando, y algunos países comienzan a destacar como referentes de esta nueva etapa donde la transparencia y la estrategia conviven en un mismo espacio. 

Uruguay, por ejemplo, se consolida como la “Suiza latinoamericana”. Su estabilidad política, su red de tratados de doble tributación y un sistema financiero serio y predecible lo han convertido en uno de los destinos más atractivos para estructuras patrimoniales de largo plazo. Hoy, los fideicomisos uruguayos suelen funcionar como estructura madre de holdings familiares en toda la región, combinando seguridad jurídica con flexibilidad operativa. 

 

México y Colombia, en cambio, avanzan en la dirección opuesta: están endureciendo la fiscalización de activos en el exterior. Las autoridades tributarias exigen declarar fideicomisos extranjeros y reportar cualquier distribución o beneficio recibido. En este nuevo escenario, las fiduciarias locales que logren entender las reglas y anticiparse al regulador se vuelven socios estratégicos indispensables para quienes buscan regularizar, rediseñar o blindar sus estructuras sin caer en incumplimientos. 

 

Panamá, tras años bajo la sombra de los escándalos, vive una etapa de reinvención. La nueva generación de fiduciarios y abogados panameños está construyendo una oferta basada en legitimidad y profesionalización, donde la transparencia ya no se percibe como una amenaza sino como un valor de marca. El país busca reposicionarse como un centro de servicios fiduciarios sofisticado, no como un refugio opaco. 

 

Por su parte, España y Malta se consolidan como jurisdicciones puente entre Europa y América Latina. Ofrecen estructuras flexibles para trusts de inversión y sucesión, acceso a tratados de protección de inversiones y marcos regulatorios claros, lo que las vuelve opciones ideales para quienes buscan combinar residencia europea con eficiencia estructural y cumplimiento pleno. El mapa fiduciario global se está reordenando, y América Latina no puede seguir jugando con reglas del siglo pasado. 

 

El fiduciario como arquitecto moral 

 

El nuevo fiduciario no solo debe conocer derecho, contabilidad y fiscalidad. 
Debe entender geopolítica, reputación corporativa y riesgo sistémico. Su tarea ya no es custodiar activos, sino custodiar sentido. En un entorno donde el dinero se mueve más rápido que las leyes, el fiduciario se convierte en el punto de anclaje moral y técnico de la estructura patrimonial.  

 

Y aquí está la ironía más interesante de todas: el fideicomiso, que nació como refugio de la desconfianza, puede ser ahora la herramienta más poderosa para restaurar la confianza en la gestión del patrimonio privado. 

 

La fiducia después del secreto 

 

El fideicomiso transnacional no está muriendo; está evolucionando.  Quien siga vendiendo estructuras secretas, terminará vendiendo obsolescencia. Quien entienda que el poder ya no está en la opacidad, sino en la defensabilidad estratégica, será quien domine la próxima década. El futuro de la fiducia no será offshore, será open-law: jurisdicciones limpias, estructuras híbridas, tecnología integrada y propósito legítimo. Y en ese nuevo orden, el fiduciario latinoamericano parte con una ventaja que no se aprende en los manuales: ha vivido la incertidumbre, ha conocido la fragilidad institucional y ha aprendido a construir confianza desde el caos.  

 

Por eso, cuando el mundo busque arquitectos de legitimidad, serán los fiduciarios de esta región quienes sepan diseñarla.  

 

El fiduciario latinoamericano tiene una ventaja competitiva única: entiende la incertidumbre, ha vivido la fragilidad institucional… y sabe que la verdadera fortaleza no se esconde, se diseña. 

 

 


Camilo Bernheim 

Abogado especializado en Derecho Corporativo, Desarrollo de Negocios, Fintech y Servicios Fiduciarios. 

TMSourcing: Resumen de la Mexican Financial Week en Nueva York

Por Mundo Fiduciario

 

Las ventajas de Invertir en México  

 

México se ha consolidado en años recientes como un destino atractivo para la inversión, respaldado por el crecimiento de su ecosistema financiero y la creación de vehículos innovadores de inversión. A continuación, se presentan cinco ámbitos clave —capital de riesgo (Venture Capital), mercado bursátil institucional (BIVA), Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces (FIBRAs), sostenibilidad y gobierno corporativo en FIBRAs (datos AMEFIBRA), y rendimientos comparativos frente al mercado accionario general— los cuales evidencian las ventajas competitivas de invertir en México, sustentados con cifras recientes y fuentes institucionales.

 

1. Fondo de Capital de Riesgo en México (AMEXCAP y el Venture Capital) 

 

El sector de capital de riesgo en México ha mostrado un crecimiento robusto en tamaño y rendimientos, apuntalado por la labor de la Asociación Mexicana de Capital Privado (AMEXCAP). En 2024, la inversión en startups mexicanas alcanzó los $970 millones de dólares, un aumento del 16% respecto a 2023. Este dinamismo refleja un crecimiento compuesto anual cercano al 25% en los últimos cinco años, consolidando al venture capital como motor de innovación. México cuenta ya con más de 170 fondos de capital emprendedor activos, siendo el país con mayor número de vehículos de inversión en la industria de capital privado de la región. La maduración del ecosistema se evidencia también en las salidas: solo en 2024 se registraron 66 “exits” (desinversiones) que suman un histórico de $4,400 millones de dólares devueltos a inversionistas, demostrando la capacidad de generar retornos significativos. Más importante aún, varios fondos han logrado múltiplos sobre el capital invertido (MOIC) sobresalientes en sus casos de éxito, alcanzando de 3 a 4 veces el capital inicial invertido, lo cual resalta el atractivo rendimiento potencial del venture capital mexicano. En conjunto, estas cifras muestran una industria en rápida evolución y rendimiento competitivo. AMEXCAP, fundada en 2003, desempeña un papel clave como catalizador de este desarrollo: no solo agrupa a los fondos y promueve mejores prácticas y alianzas público-privadas, sino que a través de eventos internacionales (e.g. VC Day 2025 en Nueva York) difunde el panorama positivo de México ante inversionistas globales. En síntesis, el capital de riesgo en México ofrece rendimientos atractivos y un ecosistema en consolidación, posicionando al país como un destino cada vez más competitivo para inversiones de venture capital. 

 

2. BIVA y el BIVA Day: La Bolsa Institucional de Valores y su Impacto 

La Bolsa Institucional de Valores (BIVA), inaugurada en 2018 como la segunda bolsa de México, ha jugado un rol crucial al democratizar el financiamiento empresarial y fomentar la competencia bursátil. En pocos años, BIVA ha logrado cifras notables de colocación y participación de mercado. A finales de 2024, BIVA acumulaba más de 590 mil millones de pesos en financiamiento para empresas mexicanas, atendiendo tanto emisiones de capital como de deuda. Este monto equivale aproximadamente al 20% del volumen total emitido en el mercado financiero nacional, lo que subraya su rápida consolidación. La nueva bolsa ha sido especialmente exitosa atrayendo nuevos emisores: 36 empresas realizaron su primera emisión a través de BIVA desde 2018, cifra que representa el 39% de todas las nuevas emisoras que entraron al mercado en ese periodo. Tan solo en el primer semestre de 2025, BIVA captó el 75% de las nuevas emisiones en México, superando ampliamente a la bolsa tradicional en incorporación de compañías emergentes. Esta apertura ha beneficiado sobre todo a empresas medianas que antes tenían dificultades para financiarse vía bolsa. De hecho, la propia directora general de BIVA, María Ariza, ha enfatizado que la misión de BIVA es construir un mercado competitivo y abrir las puertas del financiamiento bursátil a las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) BIVA Day, un foro anual en Nueva York, reflejan esta estrategia: en dichos eventos, BIVA conecta a empresas mexicanas con inversionistas institucionales internacionales, promoviendo nuevas oportunidades de inversión global. Gracias a BIVA, el mercado de valores mexicano es hoy más inclusivo, líquido y competitivo, impulsando el crecimiento empresarial con condiciones favorables (menores costos de listado, mayor visibilidad) para emisores que antes carecían de acceso a inversión pública.  En suma, la entrada de BIVA ha dinamizado el financiamiento corporativo en México, complementando a la Bolsa Mexicana de Valores y ampliando las opciones tanto para emisores como para inversionistas. 

3. Tamaño y Evolución de las FIBRAs en México 

Los Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces (FIBRAs) han revolucionado el sector inmobiliario mexicano desde su creación en 2011, ofreciendo a los inversionistas una vía líquida hacia bienes raíces comerciales. En 14 años de operación, el crecimiento de estos vehículos ha sido exponencial. El valor de los activos bajo gestión de las FIBRAs supera actualmente los 891 mil millones de pesos, partiendo de apenas -8.4 mil millones en 2011 con la primera FIBRA (Fibra Uno). Esto implica un incremento promedio de más de 63 mil millones de pesos anuales en activos incorporados, una consolidación sumamente rápida del sector. Consecuentemente, el número de propiedades institucionalizadas dentro de portafolios FIBRA ha aumentado dramáticamente: de 17 inmuebles iniciales (Fibra Uno en 2011) a más de 2,200 propiedades en 2025, lo que equivale a añadir ~156 propiedades por año. En términos de superficie arrendable, las FIBRAs administran unos 30.5 millones de m² de Área Bruta Rentable (ABR) en 2025, habiendo multiplicado por 42 veces la ABR desde los ~720 mil m² iniciales. Este crecimiento implica una expansión promedio de +2.09 millones de m² de ABR por año, reflejando el apetito del mercado por espacios inmobiliarios. Cabe destacar que la tasa de ocupación promedio de las propiedades FIBRA ronda el 95% (al cierre de marzo de 2025), evidenciando la sólida demanda y estabilidad de estos activos. El continuo interés inversionista permite que las FIBRAs planeen añadir más de 2 millones de m² adicionales de ABR en 2025, enfocándose especialmente en naves industriales y logísticas, sectores de alta demanda. En suma, en poco más de una década las FIBRAs han pasado de ser una novedad para convertirse en un pilar del mercado inmobiliario institucional: hoy constituyen un vehículo maduro y diversificado que canaliza recursos masivos hacia bienes raíces con una escala y liquidez sin precedentes en México. Este éxito avala la ventaja de invertir en FIBRAs, al combinar el crecimiento del sector inmobiliario mexicano con la transparencia y acceso del mercado bursátil. 

 

4. Sostenibilidad, Gobernanza y Aporte Económico (Datos de AMEFIBRA) 
 

Además del crecimiento financiero, las FIBRAs han impulsado estándares elevados en sustentabilidad y gobierno corporativo, alineados con tendencias globales ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza). Según la Asociación Mexicana de Fibras Inmobiliarias (AMEFIBRA), el 100% de las FIBRAs mexicanas reporta actualmente indicadores ASG en sus informes, mostrando un compromiso unánime con la transparencia en sostenibilidad. En materia de inclusión y gobierno corporativo, el 90% de las FIBRAs asociadas promueve políticas de diversidad e inclusión, y más del 90% aplica estrategias activas de sustentabilidad en sus operaciones (p.ej., eficiencia energética, huella de carbono). Estos esfuerzos se reflejan en certificaciones y financiamiento verde: el sector ha logrado certificar más de 8 millones de m² bajo estándares internacionales (LEED, EDGE, BOMA, entre otros), garantizando la eficiencia y sustentabilidad de una parte sustancial de sus inmuebles. Asimismo, las FIBRAs mexicanas lideran el mercado de financiamiento sostenible con más de $2,000 millones de dólares en emisiones de bonos verdes y sustentables, canalizando capital hacia proyectos ambientales (energías renovables, edificaciones ecoeficientes, etc.). En términos de aporte macroeconómico, las FIBRAs se han convertido en actores relevantes: representan aproximadamente 4.5% del PIB nacional, reflejando su contribución al valor agregado del sector construcción y arrendamiento, y equivalen a cerca del 4% de la capitalización del mercado de renta variable en México. Estos indicadores subrayan que las FIBRAs no solo generan rentabilidad, sino que operan con responsabilidad social y peso económico tangible. La propia directora general de AMEFIBRA, Josefina Moguel Moisés, destaca que en 14 años las FIBRAs “se han convertido en pilares de una economía más sólida, equitativa y sustentable”. En conclusión, el modelo FIBRA en México combina rentabilidad con criterios ESG, ofreciendo a inversionistas institucionales un vehículo alineado con los principios de inversión responsable y, a la vez, con un impacto positivo en el desarrollo sostenible del país. 

 

5. Rendimientos y Plusvalía: FIBRAs vs. Índices Bursátiles (IPC y FIBRATC) 

 

Desde su creación, los fideicomisos inmobiliarios han ofrecido a los inversionistas rendimientos totales superiores a los del mercado accionario tradicional, reforzando el caso de inversión en México. Un análisis de largo plazo (2011-2025) muestra que el índice bursátil de las FIBRAs (S\&P/BMV FIBRAS) acumuló una plusvalía de +175.54%, muy por encima del +61.4% obtenido por el índice accionario general S\&P/BMV IPC en el mismo periodo. Es decir, en 14 años las FIBRAs prácticamente triplicaron el valor de capital invertido, mientras el mercado accionario amplio aumentó ~60%. Incluso en horizontes más cortos, la tendencia se mantiene: en los últimos 3 años, el rendimiento promedio anual compuesto de las FIBRAs fue cercano al 15%, superando por ~7.8 puntos porcentuales el rendimiento medio del IPC (≈7% anual). Este desempeño superior se atribuye tanto a la revalorización de los activos inmobiliarios subyacentes como a la distribución constante de ingresos por rentas (dividendos) que ofrecen las FIBRAs. Para facilitar la inversión diversificada en este sector, en 2014 se listó el ETF FIBRA Tracker (FIBRATC), que replica un portafolio de FIBRAs inmobiliarias. Desde enero de 2021 hasta abril de 2025, el ETF FIBRATC generó un retorno total (con dividendos) del +60.73%, alrededor de 14 puntos porcentuales por encima del retorno del índice accionario local en ese lapso. La siguiente tabla resume estos comparativos de rendimiento entre FIBRAs y otros instrumentos bursátiles clave: 

 

Los datos anteriores confirman que las FIBRAs han ofrecido mayor plusvalía y rendimiento que el índice bursátil general de México. Esto se debe no solo a la apreciación de los bienes raíces, sino también a la distribución periódica de flujos (dividendos) que incrementan el rendimiento total para el inversionista. En particular, el ETF FIBRATC ha servido para diversificar portafolios incluyendo el sector inmobiliario con excelentes resultados relativos (superando al IPC en rendimiento acumulado). En conclusión, la evidencia histórica sugiere que invertir en instrumentos mexicanos como las FIBRAs puede brindar una combinación de plusvalía de capital y rendimientos recurrentes superior a la de los índices bursátiles tradicionales, reforzando las ventajas competitivas del mercado mexicano. 

 

Conclusión:  

 

A través de este análisis se observa que México ofrece oportunidades de inversión altamente atractivas, sustentadas por un ecosistema financiero en crecimiento y profesionalización continua. El capital emprendedor respaldado por AMEXCAP impulsa la innovación con rendimientos competitivos; la Bolsa BIVA ha ampliado el acceso al financiamiento con éxito; los FIBRAs han transformado el mercado inmobiliario con escala y rendimiento sobresalientes; todo ello acompañado de mejoras en sustentabilidad y gobernanza reconocidas por AMEFIBRA, y con un desempeño bursátil que supera índices de referencia. Estas ventajas, soportadas en datos duros, posicionan a México como un destino privilegiado para el inversionista informado, combinando crecimiento económico, estabilidad institucional y retornos atractivos a mediano y largo plazo. 

 

Conclusión TMSourcing 

 

En México, existen relevantes oportunidades de rentabilidad y un notable optimismo entre los inversionistas extranjeros; sin embargo, resulta esencial proteger el negocio subyacente, garantizar la solidez de las fuentes de ingreso y asegurar el marco jurídico, haciendo uso de estructuras como fideicomisos, mediación y arbitraje. Actualmente, se dispone de herramientas que permiten desarrollar esquemas avanzados de financiamiento tanto de capital como de deuda, aprovechando, por ejemplo, la nueva Ley del Mercado de Valores.